Una visión sobre la necesidad de cordura en el empleo de esta nueva tecnología de iluminación
En los últimos meses estamos viviendo una verdadera revolución dentro del sector de la iluminación como nunca antes habíamos vivido. Se trata de la incursión en el mercado de todo tipo de luminarias con leds, procedentes principalmente de China y de otros países asiáticos.
Las épocas de crisis son propicias para muchas cosas, buenas y malas, pero entre las malas está la picaresca y el engaño. Es durante las crisis cuando empezamos a dudar de lo que creíamos anteriormente y empezamos a escuchar otras teorías, otras opciones diferentes, pensando que con ellas arreglaremos nuestra situación y saldremos adelante más fácilmente. Estas épocas son momento propicio para elixires maravillosos, crecepelos instantáneos y soluciones nunca antes vistas.
Algo de esto está ocurriendo en nuestro sector de la iluminación. Han relacionado el desarrollo sostenible, el ahorro y la eficiencia energética y el cuidado medioambiental con las luminarias leds y se ha formado una mezcla explosiva.
Los municipios u organismos escasos de financiación, deseosos de conseguir ahorros por todas partes, y sin faltar a su colaboración con la preservación del medioambiente, están recibiendo las visitas de diferentes empresas ofreciendo la solución del futuro: luminarias con leds.
La oferta recibida cumple todos sus deseos de teórico ahorro energético y pueden considerarse respetuosas con el medioambiente, además de poder decir… «Estamos utilizando las últimas tecnologías en iluminación»…
Manteniendo el respeto por la libre competencia y por todo el mundo, los fabricantes de iluminación venimos observando atónitos lo arriba descrito.
La industria de la iluminación ha sido un sector con larga experiencia, que ha hecho un gran esfuerzo en tiempo y dinero durante los últimos treinta años para regular, homologar, marcar directrices, generar normativa tanto de producto como de aplicación de dichos productos, y ahora, de repente, sin que nadie sepa cómo ha ocurrido, todo vale.
Parece que nuestras autoridades, locales, municipales y autonómicas se han olvidado de cualquier normativa tanto española como europea; normativa que ha sido exigida hasta antes de ayer, pero olvidada cuando alguien llega a un despacho y ofrece el ahorro de 80% de la energía que ese municipio consume.
Se han olvidado de que una luminaria, como receptor eléctrico, tiene que llevar el etiquetado CE, obligatorio en toda Europa y soportado por una documentación técnica, avalada a su vez por unos procesos de ensayo y fabricación.
Han olvidado que cualquier empresa que ofrece productos de iluminación tiene que estar dada de alta, por ley europea, en un SISTEMA INTEGRADO DE RECOGIDA (SIG).