Artista: Janet Echelman
Una obra flotante compuesta por capas de fibra trenzada y anudada en tonos vivos que vibran con el cambio del viento y el clima creando una coreografía de color ondulante. Por la noche, la escultura cobra vida con luces de colores proyectadas.
Para el 400 aniversario de la Plaza Mayor de Madrid, Janet Echleman creó una escultura que centra nuestros pensamientos en el tiempo. 1.8 Madrid es el trabajo más nuevo en su serie Time de la Tierra, en la que su equipo ha estado trabajando durante los últimos ocho años.
El número “1.8” dentro del título se refiere a la cantidad de microsegundos que el día se acortó cuando un solo terremoto desplazó la masa del planeta, acelerando así la rotación de la Tierra de un día. Este trabajo examina la interacción compleja de los muchos sistemas de nuestro mundo físico entre sí.
El objetivo de Echelman como artista con este trabajo es recordarnos los muchos ciclos de tiempo en diversas escalas, que van desde un solo día hasta los 4 siglos que la gente ha reunido en la Plaza Mayor. “Me gusta pensar en el hecho de que hace 400 años la gente se reunió aquí para ver espectáculos violentos, y que hoy nos reunimos para contemplar ideas a través del arte”. “Esta obra de arte llama nuestra atención sobre nuestra trayectoria humana”.
La obra de arte nos recuerda nuestra compleja interconexión con ciclos de tiempo más grandes y los sistemas de nuestro mundo físico. Los materiales de la escultura encarnan esto. Cuando se mueve cualquier elemento de la red de la escultura, cualquier otro elemento se ve afectado.
Nuestro entorno afecta cómo nos sentimos y cómo vivimos nuestras vidas: somos responsables de la apariencia y el funcionamiento de nuestras ciudades. Estas obras en red funcionan aportando suavidad a la escala de la ciudad. Son contrapuntos suaves a los bordes duros de los edificios, ofreciendo una prueba de que podemos cuestionar el status quo: que la suposición de que las ciudades deben estar formadas por materiales duros y bordes rectos pueden cambiarse.
“Siento la necesidad de encontrar momentos de contemplación en medio de la vida cotidiana de la ciudad. Si mi arte puede crear una oportunidad para contemplar los ciclos de tiempo más grandes y recordarnos que debemos escuchar a nuestro yo interno, creo que esto podría ser transformador”.[+]