Joaquín Adell, ex responsable de Proyectos de Erco Iluminación (1980-2010)
Los jóvenes diseñadores de iluminación sin opción de poder experimentar con la maravillosa luz de la bombilla
ECHOS
En los años 80 se celebraron en Barcelona, en el entonces llamado Centro Cultural de La Caixa, cuya sede se localizaba en el modernista Palau Macaya (arquitecto Puig i Cadafalch), dos exposiciones dedicadas a Leonardo da Vinci.
Del 18/09 al 25/10 de 1987 la muestra bajo el título «Leonardo da Vinci: Estudios de la Naturaleza» de la Biblioteca Real del Castillo de Windsor exhibía 50 dibujos sobre temàtica que el propio título de la muestra daba a entender.
A día de hoy casi nadie que se mueva en el sector del proyecto de iluminación desconoce las exigencias que en materia de conservación de la obra de arte están reguladas por organismos competentes y sobre todo cuando se trata de materiales tan sensibles como el dibujo.
La iluminación de la exposición se realizó con lámpara de filamento incandescente asociada a un proyector conectado a rail electrificado. (fotos 1, 2 y 3 © Fundació La Caixa)
El proyector de la firma Erco Leuchten incorporaba, bajo licencia, una óptica reflectora patentada desarrollada por la firma Hoffmeister Leuchten que permitía utilizar bombilla estandar clara en lugar de la bombilla de casquete plateado bastante más cara.
El esquema de distribución del haz de luz se muestra en la fotografía 4, el reflector parabólico de aluminio liso y brillante trabaja mediante reflexión de la radiación de la bombilla, mientras un elemento en forma de media bola tapa la semiesfera inferior de la lámpara e impide la radiación directa, el resultado es un buen control del haz de luz y ausencia de deslumbramiento directo.
En la década que se cita, el catálogo global de sistemas de iluminación para museos y salas de exposiciones no iba muy sobrado de alternativas, siendo frecuente encontrar elementos de iluminación comercial en los espacios artísticos.
Observando el resultado con las fotografías parece deducirse un criterio de personalización de la obra exhibida sobre la que se centra la iluminación en detrimento del espacio que «desaparece».
El tratamiento superficial de las paredes y techo de la sala contribuyen a reducir, en su práctica totalidad, la sensación de luminosidad ambiental y posibilitan el mejor control de parámetros de iluminación y conservación.

El ajuste del nivel de iluminancia a las exigencias de conservación por entonces podía hacerse regulando o jugando con las potencias disponibles para la bombilla.
Es conocido que a mayor regulación disminuye la temperatura de color y amarillea la luz del haz, de manera que, si se puede, emplear potencias más bajas y regular poco es la mejor opción.
El control estricto de la iluminancia minimizaba también el efecto espejo, que se produce cuando las obras están protegidas con cristal en el que se pueden reflejar imágenes superpuestas no deseadas.
La segunda exposición a la que quiero referirme es «La Santa Cena», también de Leonardo da Vinci exhibida del 4/10 al 18/11 de 1984.
La muestra ponía en valor los trabajos de restauración de la obra, cuyo original se encuentra en el Convento de Santa María delle Grazie en Milán y de manera didàctica mostraba el antes y el después de la intervención mediante 20 dibujos preparatorios originales del artista y de sus discípulos procedentes de la Biblioteca del Real Castillo de Windsor y un conjunto relevante de fotografías obtenidas con novísimas ópticas de Polaroid.
Una sola imagen de la exposición facilitada también por la Fundació La Caixa muestra la sala donde se contempla un panel de fotografías del desarrollo de la restauración y una gran fotografía de la obra restaurada. (fotografía 6,© Fundació La Caixa).
Se emplea una iluminación bañadora de plano vertical, las fotografias forman parte del plano de pared, y en consecuencia todo el volumen espacial es tributario de una gran luminosidad con la ayuda inestimable del tratamiento de las superficies de la sala. Nótese la gran superficie ocupada por el material expuesto.
El proyector de fundición de aluminio fué diseñado en 1971 por Dieter Witte por encargo de Erco Leuchten que lo mantuvo con éxito en su catálogo de luminarias por más de 30 años. (fotografía 5)