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Esta es la historia de una construcción de carácter religioso que, recalificada, se convierte en un espacio destinado a eventos socio-culturales: es el caso de la antigua iglesia de San Giovanello en Marsala, en Sicilia, cuya fundación remonta al siglo XIV por deseo de los Chiaromonte.
Los acontecimientos bélicos del 1943 de la Segunda Guerra Mundial golpearon la iglesia y demolieron totalmente la zona del ábside, dejaron el edificio entero sin cobertura y sin buena parte de los muros perimetrales. Por eso quedó expuesto el interior, que fue objeto de restauración entre los siglos XVII y XVIII en pleno estilo barroco, con la creación de capillas laterales conseguidas en el espesor de los muros y decoración realizada con marcos y arcos de medio punto típicos del gusto artístico del periodo.
El proyecto de recalificación de los exteriores empezó en los años cincuenta bajo la dirección del arquitecto de Marsala Domenico Nuzzo, con la reforma del portal formado por dos dinteles ojivales a dovelas que se apoyan en columnitas con capiteles estilizados de gusto gótico de Chiaromonte, una corriente gótica que se desarrolló en Sicilia en el siglo XIV.
Poco después los trabajos se interrumpieron, para ser retomados en 2018 por el hijo del arquitecto Domenico Nuzzo, el arquitecto Giovanni Nuzzo que, encargado por el Ayuntamiento de Marsala de llevar a término el proyecto empezado por su padre, en principio ha dirigido los análisis estructurales y del estado de mantenimiento valiéndose de la colaboración de la tercera generación, o sea, del hijo Domenico. Además de la propia misión familiar, los dos arquitectos recrean las mallas quebradas del tejido urbano, abandonado a la merced del tiempo y de las malas hierbas, con la reconstrucción del arco de entrada, la parte más distintiva y lamentablemente también la más comprometida, poniendo en práctica la antigua técnica del moldeo a la cera perdida que prevé, entre varias fases, el molde en escayola de la piedra que constituye el portal y la fusión del bronce estatuario.
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