Una nueva sede, una nueva luz
A finales del siglo XIX Rupert Garriga miembro de la familia de comerciantes y banqueros Garriga-Nogués, encargo la construcción de un edificio noble, de estilo deslumbrante y genuino, símbolo de la gran burguesía catalana y situado a la Dreta de l’Eixample barcelonés. El edificio fue proyectado por el arquitecto más prolífico y preferido por aquella clase social, Enric Sagnier que con gran maestría le dio un carácter propio enmarcado en un estilo modernista, destacando en su fachada principal las cuatro ménsulas que evocan las cuatro edades de la mujer, obra del escultor Eusebi Arnau y las vidrieras de la planta noble.
Desde el pasado mes de noviembre de 2008, La Fundación Francisco Godia se ha mudado, sin duda, al edificio más significativo de la calle Diputación, donde su colección modernista ha salido reforzada con el traslado ya que esta reforma subraya el trabajo original de su creador.
La colección está formada en parte por las obras de arte que Francisco Godia fue adquiriendo a lo largo de los años. Francisco Godia, referente del gentleman driver y primer piloto español en saltar a la Formula 1 en el año 1945, fue un gran apasionado y coleccionista de obras de arte. Obras extraordinarias del arte Medieval, Barroco, Modernismo y arte de los siglos XIX y XX, forman parte de esta colección privada.
La rehabilitación de la nueva sede de la Fundación ha sido dirigida por el arquitecto Jordi Garcés que no solo ha recuperado la magnificencia original respetando los múltiples detalles interioristas del palacete, sino que además ha conseguido que las formidables obras de arte que allí se atesoran aparezcan expuestas con mayor realce y respeto posibles, incluyendo los espacios triviales, dotándolos de un mayor nivel de representatividad.