El Puerto de Sevilla requería una nueva Terminal de Cruceros con un carácter flexible, multiusos, ampliable, fácilmente removible e incluso trasladable. Esto le permitiría adaptarse a la dificultad de previsión del volumen de pasajeros en el puerto y no limitaría las posibilidades del valioso espacio urbano-portuario del Muelle de las Delicias. La propia Autoridad Portuaria planteó resolver el proyecto mediante contenedores marítimos. Por otro lado, el lugar junto al casco histórico, reclamaba un objeto de calidad arquitectónica que promoviera el diálogo entre el puerto y su entorno urbano.
El diseño sostenible de la terminal aprovecha las posibilidades constructivas y plásticas de los contenedores reutilizados, adaptándolas a un entorno y a un clima concretos. El calor del sol en Sevilla sobre la envolvente de chapa podría convertir la terminal en un horno. Las estrategias bioclimáticas son imprescindibles.
Se disponen en paralelo contenedores «high cube» separados, y sobre el espacio entre ellos se colocan contenedores estándar cuyo suelo se baja hasta la cota del de los anteriores, obteniéndose dobles alturas que desahogan el espacio.
Iluminación
Los contenedores estándar superiores actúan como lucernarios. Se abren ventanas al norte de forma que sólo reciben la luz indirecta reflejada en la superficie de los otros contenedores. El aire más cálido se sitúa por estratificación en esta parte superior. Las luces y sombras generadas así como los machones estructurales de chapa permiten diferenciar interiormente los distintos espacios yuxtapuestos de los contenedores recordando, a menor escala, las tradicionales naves portuarias. Al estar los contenedores superiores separados y sobresalir en vuelo hacia el río, se reconocen individualmente. Miran y reciben a los pasajeros. En los extremos este y oeste de estos lucernarios se diseñan ventanas practicables de forma que los vientos dominantes (del este y del oeste) penetran fácilmente retirando el calor de la parte alta.
La pintura blanca exterior permite la reflexión de hasta el 90 por ciento de la radiación solar y su especial composición con microesferas cerámicas evita su excesivo calentamiento. La volumetría exterior generada dialoga con el entorno. La planta inferior, más masiva, está deprimida con respecto a la cota de la ciudad. Los lucernarios separados permiten observar ambas riberas a través de ellos. De cerca, muestran claramente su naturaleza de contenedor marítimo.[+]