Miguel Ángel Rodríguez Lorite. Intervento
En el año 1999 el Ministerio de Cultura aprobó el proyecto de restauración del convento de Santa Fe de Toledo, propiedad del Estado desde los años setenta, como ampliación del Museo de Santa Cruz. El proyecto le fue encargado al arquitecto A. Ballarín. Una parte relevante de la intervención fue la excavación arqueológica que finalizó en 2003, cuyos resultados permiten reconocer en la edificación vestigios de más de un milenio de Historia. La obra contó con la supervisión y apoyo de un equipo de profesionales del Instituto del Patrimonio Histórico Español (hoy IPCE) en el que participé realizando la redacción del proyecto de iluminación general de los diferentes espacios. En aquel momento no consideré oportuno incluir una dotación de equipos para iluminación museográfica dado que convenía esperar al proyecto museológico y museográfico que habría de dotar de contenidos este espacio histórico. La espera ha sido larga, pese a que, de forma esporádica a lo largo de estos años, se hayan realizado exposiciones en distintos recintos habilitados como espacios expositivos del convento. Así pues, quince años más tarde el conjunto del museo ha venido a albergar las obras de una colección privada con un proyecto museográfico diseñado por Juan Pablo Rodríguez Frade y en el que de nuevo, esta vez desde Intervento, he tenido la oportunidad de participar.
Al incorporarme al proyecto en fase de ejecución, comprobé con satisfacción que la mayor parte de las soluciones de iluminación diseñadas e instaladas en su día se respetaban en el proyecto global de intervención para adecuar el museo.
La intervención realizada básicamente ha consistido en replantear la iluminación de los espacios con más valor desde el punto de vista arqueológico e histórico como la sala del Alfarje o la capilla de Belén y en realizar la iluminación museográfica en las diferentes salas destinadas a la exposición de la colección de arte.
La iluminación general de los distintos espacios se realizó en su momento con luminarias existentes en el mercado allá donde se consideró que encajaban formalmente y con otras diseñadas para la ocasión. La tecnología empleada en su momento fue fluorescencia de alta calidad (IRC 90, Tc= 3000K).
En el acceso se colocaron de forma aleatoria unas luminarias que encajaban bien con la terminación en hormigón visto del espacio de nueva construcción que conecta el Museo de Santa Cruz con el antiguo convento de Santa Fe.
Se trataba de el modelo Libra de Iguzzini , un soporte simple pero elegante para un tubo fluorescente. Obviamente ya forma parte de la arqueología industrial.
En el patio decidimos aprovechar el hueco entre los dobles pilares de ladrillo para incluir una luminaria fluorescente realizada a medida.
En la escalera principal del antiguo convento decidimos utilizar luminarias Limburg, todo un clásico con un encaje formal perfecto en el espacio, acompañadas de la tradicional iluminación indirecta con fluorescencia solapada en la cornisa.[+]