En otras ciudades, el Departamento de Iluminación Urbana –si es que existe uno– no suele ser tan importante como en Lyon. La patria del Fête des Lumières, festival de las luces famoso a nivel internacional, no se puede permitir una iluminación de mala calidad y no solo por razones de imagen. Los habitantes de Lyon son muy exigentes, saben que la calidad de sus vidas depende de la iluminación. Thierry Marsick, director del Departamento de Iluminación Urbana de Lyon, comenta en este artículo, la importancia de la calidad de la luz en la ciudad, los ciudadanos, y la cultura

“Yo comparo siempre la luz con la música —dice Thierry Marsick, director del Departamento de Iluminación Urbana de Lyon—. La comprensión de la música podemos dividirla en cuatro etapas. Puedes tratarla como un simple fondo, puedes sentarte y escucharla con atención, puedes saber leerla y producirla, y por último pues saber escribirla. Las etapas de la luz son muy parecidas y parte de mi trabajo es ayudar a las personas a leer la luz”.
No obstante, subraya Marsick, las competencias y la perspectiva adquiridas trabajando en la organización del festival no siempre se pueden aplicar a la iluminación permanente: “existe un tiempo para la luz del festival y un tiempo para la luz diaria. Son dos niveles muy distintos. Más que la intensidad, los puntos clave de la luz del día a día son la duración y la calidad”.
Los habitantes de Lyon se preocupan por la luz diaria y desean comprender la luz, dice Marsick. Por ello, el departamento y otras organizaciones implicadas desean transmitir al público la cultura de la luz.

Construir una cultura difusa de la luz no resulta un objetivo fácil ni que se puede alcanzar una vez y para siempre. Lyon trabaja en esta dirección desde 1989, cuando lanzó su innovador Lighting Plan, que en la actualidad es utilizado como referencia en Europa y otras partes del mundo. El mismo año, el Festival de las Luces dejó de ser una tradición popular para convertirse en una manifestación en la que artistas y diseñadores creaban proyectos de iluminación espectaculares que dialogaban con el contexto urbano.
La evolución del Plan Luz está caracterizada por dos etapas de quince años: entre 1989 y 2000 el objetivo era “aprovechar las capacidades escénicas de la ciudad”, como decía el propio título del documento. Dicho de otro modo, tratar Lyon como un teatro, valorizar sus tesoros empezando a considerar el lado estético de la iluminación y no solo el funcional. “Esta intervención no afectaba solo al patrimonio histórico de la ciudad —explica Marsick—, sino también a los elementos naturales como, son, las rocas o las plantas de las colinas”.