La Catedral de Santa María cuenta con un nuevo sistema de iluminación interior a nivel arquitectónico y artístico. El proyecto, que tiene el objetivo de reducir el consumo energético y conseguir una mejor calidad lumínica en el interior del templo, ha consistido en cambiar toda la instalación eléctrica así como los proyectores y puntos de luz.
Tras la colocación en 2014 de un conjunto de cinco grandes lampadarios colgantes en las bóvedas del templo para su iluminación general, ahora ha llegado el turno de la iluminación monumental. El proyecto ejecutado, y redactado por la Oficina Técnica de la Fundación Catedral Santa María, ha contado con la colaboración de la Fundación Endesa.
La iluminación montada en Santa María responde a la necesidad de mostrar el edificio como elemento monumental y sus bienes muebles como objeto de contemplación. Por esta razón, consta de dos subsistemas que pueden actuar de forma conjunta o separada.
El primero es el de alumbrado arquitectónico y funcional del edificio. Está formado por un conjunto de dieciocho candelabros colocados en los pilares de la catedral a una altura ligeramente inferior a la de sus capiteles decorados. Están formados por anillos de tubo de latón anclados a la piedra que sostienen cuatro luminarias en forma de antorcha. Estas luminarias tienen, a su vez, dos fuentes de luz, una dirigida hacia arriba más potente y tratada como un cirio con tulipa de cristal blanco, y la otra dirigida hacia el suelo y dotada de rejilla antideslumbramiento. Las superiores ofrecen un alumbrado general del espacio arquitectónico, y especialmente de las bóvedas de las naves, y permiten apreciar los detalles escultóricos de los pilares. Por su parte, las inferiores hacen las veces de iluminación de tránsito, pues solo iluminan el suelo de la Catedral, permitiendo la circulación en condiciones de seguridad.