Ante todo, inversión para el ahorro
Ya hace unos años que el contexto económico y la subida del precio de la energía hacen imprescindible replantear las instalaciones de alumbrado exterior para hacerlas más eficientes desde el punto de vista energética. El Reglamento de eficiencia energética para el alumbrado exterior (REE), publicado en Real Decreto 1890/2008, ponía las bases para garantizar unos requisitos mínimos en las instalaciones de alumbrado, pero es responsabilidad de los distintos agentes del sector asegurarse de su correcta aplicación.
Paralelamente distintas entidades gubernamentales y entes públicos han promovido y subvencionado diferentes campañas y planes de inversión en materia de eficiencia energética. Son muchos los Ayuntamientos que se han acogido a las ayudas, aunque los resultados no han sido uniformes: una actuación mal planteada o la falta de seguimiento posterior del funcionamiento de las instalaciones pueden inutilizar una buena inversión.

Alboraya, reflexión y objetivos claros
A principios de 2010, y tras meses de cuidados estudios, el municipio de Alboraya (Valencia) inició las obras de renovación de parte de su parque de cuadros y puntos de luz de alumbrado exterior. El proyecto, con un presupuesto de más de 300.000 euros financiado a través del Plan de Apoyo a la Inversión Productiva en los Municipios, integrado en el Plan Confianza de la Generalitat, tenía como objetivo principal lograr reducir el consumo eléctrico en más de 30%.
Para ello se desarrolló un pliego de condiciones y especificaciones concisos que garantizaran el éxito de la empresa. Los elementos clave para el proyecto quedaron definidos en tres puntos: un diseño individualizado de los cuadros de cabecera, el uso de reductores de flujo y la aplicación de la telegestión.
Punto clave 1: análisis detallado de cada instalación
Los más de 30 cuadros centralizadores a sustituir fueron analizados y diseñados de forma individual para optimizar el modelo de la envolvente, la colocación de sus módulos (acometida, ahorro y abonado), el número y la potencia de sus circuitos de salida. Con ello se obtuvieron importantes ahorros además de garantizar una instalación óptima.
Se optó por emplear tres modelos armario eléctrico: el ARI-25R cuando la instalación requiriera de una acometida tipo Esquema 10, el CITI-10 para actuaciones más sencillas y el Monolit-1, de estética urbana, para las zonas más céntricas y transitadas.
Para realizar esta labor fue necesaria una estrecha colaboración entre el departamento técnico del Ayuntamiento, la empresa adjudicataria del proyecto, Electromur, la compañía eléctrica Iberdrola y la empresa especialista en alumbrado público ARELSA.