El Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles (Madrid), es un centro integrado en la red sanitaria pública, concebido para ofrecer una asistencia universal, cercana y eficaz, a cerca de 180.000 ciudadanos de Móstoles y sus alrededores. El hospital, que ha supuesto una inversión de 232,2 millones de euros, cuenta con una superficie total de 94.705 m2 que ofrece: 570 camas hospitalización e intensivos, 12 quirófanos, 54 consultas externas, 33 gabinetes de exploración, 7 UTPR (Unidad Técnica de Protección Radiológica), 84 puestos de urgencia, 17 puestos de diálisis, 20 puestos Hospital de día medico, 20 puestos Hospital de día quirúrgico y 17 puestos de radiología, entre otros. Con esta nueva infraestructura, Móstoles será la primera ciudad de la región, además de Madrid capital, en disponer de dos hospitales públicos.
Rafael de La-Hoz Arquitectos fueron los escogidos para dar forma al nuevo Hospital de Móstoles. «Nuestros hospitales recientes, como sistemas de salud, atienden eficazmente al ciudadano, pero lo hacen en un espacio arquitectónico innecesariamente dramático y a veces depresivo», explica Rafael de La-Hoz. Por este motivo, los arquitectos han diseñado un nuevo modelo de hospital que consigue aportar lo mejor de la arquitectura hospitalaria y lo mejor de la arquitectura residencial, a través de 3 elementos básicos: la eficacia, la luz y el silencio.
El Hospital Rey Juan Carlos consta de un gran basamento prismático de estricta modulación estructural, en el que se engloban las unidades de asistencia, ambulatorio, diagnóstico y tratamiento, estructuradas en tres módulos —usos internos, compartidos y externos—, y que sostiene dos torres ovoides de vidrio en las cuales se desarrollan las unidades de hospitalización. Dos coronas ovaladas trazadas con amables curvas que se alejan sensorialmente de las depresivas formas residenciales del «bloque pastilla» racionalista, y se inspiran en lo mejor de la arquitectura reciente residencial: eliminación de pasillos y por tanto de ruido, circulaciones concéntricas, luz y silencio en torno a un atrio común. Desde el primer momento se ha buscado separar este espacio del enfermo de las áreas de actividad funcional, elevándolas sobre una cubierta vegetal que, adquiere todo su significado al convertirse en un jardín observable desde las habitaciones.[+]